Consumismo navideño


“Los consumidores son como las cucarachas: los rocías una y otra vez hasta que con el tiempo se vuelven inmunes”

“Pero eso será después de la publi”. Nuestro presentador favorito, el que nos merece más simpatía, aquel cuyos gestos solo desprenden sinceridad nos emplaza para después de “la publi”. La publi es el diminutivo de nuestra amiga, a veces un poco pesada, pero siempre entrañable y sobre todo inofensiva.

Esta es una simple muestra de que la publicidad habita entre nosotros con los atributos de lo natural. No es que forme parte del paisaje, sino que ella misma es el paisaje.

Respiramos publicidad, nuestros sueños se tejen con sus materiales, nuestro lenguaje se puebla con sus códigos, nuestras ansiedades encuentran la percha en sus promesas y nuestros carritos de la compra se llenan de sus productos. La ideología más penetrante y temible es la inesperada, la sutil, la invisible. Ante un telediario o ante el discurso de un político las autodefensas del espectador están levantadas. La gente ha aprendido a desconfiar, a interpretar las ambigüedades, a detectar las sinuosidades semánticas, a relativizar las grandes palabras. Pero la publicidad se presenta como una compañera “natural” e inocua. En su formato más habitual se presenta como una pequeña narración en 20 segundos: ¿quién va a ser el neurótico que crea, a priori, que esa micro-historia tenga alguna trascendencia social, más allá del desinteresado entretenimiento?

Si alguien es capaz de aguantar semejante bombardeo de anuncios publicitarios sin salir perjudicado, es que ya es parte del anuncio y está inmunizado ;-)

Avisados estais :-) dejar la tarjeta en casa !!!!

Saludos a tod@s

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